La Tortuga Charlatana: Un cuento sobre la importancia de la acción
Cuento sobre cómo las acciones hablan más fuerte que las palabras
Había una vez, en una pequeña charca rodeada de árboles y plantas frondosas, una tortuga llamada Tika. Tika era conocida por todos en el lugar, no solo por su caparazón brillante y su lenta caminata, sino porque era una de las criaturas más charlatanas que jamás se hayan conocido. Siempre estaba hablando, contando historias, y a veces, incluso inventando cosas que no eran del todo verdad.
Tika vivía con su amigo, el pato Pipo, que era muy sabio y siempre trataba de aconsejarla para que no hablara tanto. “Tika, a veces el silencio es más valioso que mil palabras”, le decía Pipo cada vez que ella comenzaba a hablar sin parar.
Pero Tika no escuchaba mucho los consejos de Pipo. Ella pensaba que su capacidad de hablar sin cesar la hacía muy importante. “La gente me respeta porque soy la más habladora”, pensaba con orgullo.
Un día, mientras caminaba por la orilla de la charca, Tika vio un grupo de animales reunidos alrededor de una roca. Eran todos los habitantes del bosque: el conejo, el zorro, la ardilla, y hasta el gran elefante. Todos parecían muy concentrados en algo. Tika se acercó rápidamente.
—¿Qué pasa? ¿Por qué tanta gente aquí? —preguntó, curiosa.
El conejo la miró con seriedad y le dijo:
—Estamos tratando de resolver un gran problema. ¡El río ha comenzado a secarse! Nadie sabe por qué, y estamos muy preocupados.
Tika, al escuchar esto, pensó que esta era su oportunidad para brillar. Se acercó a la roca donde todos estaban reunidos y comenzó a hablar:
—¡No se preocupen, amigos! ¡Yo sé cómo solucionar todo! He viajado por muchos lugares y he hablado con los más sabios del bosque. Sé exactamente lo que hay que hacer.
Todos los animales la miraron sorprendidos, pero también algo escépticos. La tortuga, aunque sabia de muchas cosas, no era conocida por resolver problemas, sino por hablar sin parar.
—¿De verdad sabes qué hacer? —preguntó el elefante, un poco desconfiado.
—¡Por supuesto! —respondió Tika con una gran sonrisa—. Debemos ir al final del río y hablar con el gran sabio búho. Él siempre tiene la solución para todo. ¡El búho nos dirá qué hacer!
Los animales se miraron unos a otros, y después de pensarlo un poco, decidieron seguir el consejo de Tika, aunque con dudas. Se pusieron en marcha hacia el final del río, donde vivía el búho. Tika, mientras caminaban, seguía hablando sin parar, contándoles historias sobre lugares lejanos y grandes aventuras, aunque nadie le prestaba mucha atención.
Finalmente, llegaron al hogar del búho. Él estaba sentado en su árbol, tan sabio como siempre, con sus grandes ojos observando el panorama.
—¡Oh, gran búho! —dijo Tika, poniéndose en frente de él—. Venimos en busca de tu sabiduría. El río está secándose y necesitamos saber qué hacer.
El búho, con su mirada tranquila, los observó y luego dijo:
—Para solucionar el problema del río, deben primero observar lo que realmente está ocurriendo. No todo tiene que ver con la magia o las palabras, sino con la acción.
Los animales se miraron confundidos, pero el búho continuó:
—El río se ha secado porque los árboles cerca de su cauce han sido talados. Sin la sombra de los árboles, el agua se evapora rápidamente. La solución es simple: debemos plantar más árboles para proteger el agua.
Los animales, al escuchar esta sabiduría tan clara, se sintieron aliviados. Pero Tika, al ver que el búho había resuelto el problema de manera tan sencilla, no pudo evitar hablar de nuevo.
—¡Oh, sí! Claro, plantar árboles… ¡Eso es exactamente lo que yo iba a decir! Solo que, ustedes saben, yo prefiero escuchar las palabras de los sabios, como el búho. Siempre he dicho que la acción es importante, pero a veces la gente no me escucha.
El búho sonrió, pero sus ojos reflejaban algo más. Sabía que Tika tenía muchas palabras, pero pocas soluciones. Los animales decidieron que la mejor forma de ayudar al río era, efectivamente, plantar árboles. Pasaron la tarde trabajando juntos, y pronto, el río comenzó a recobrar su vitalidad.
Esa noche, mientras regresaban a la charca, Pipo, el pato, se acercó a Tika.
—Ves, Tika —le dijo—, hablar es bueno, pero lo que cuenta son las acciones. Tal vez deberías hablar menos y hacer más.
Tika, que siempre había sido muy orgullosa de su habilidad para hablar, esta vez pensó en las palabras de su amigo. Se dio cuenta de que, aunque a veces sus historias y consejos eran interesantes, lo más importante era saber cuándo hablar y cuándo actuar.
—Tienes razón, Pipo. Prometo hablar menos y actuar más. Después de todo, las palabras son solo parte de la solución, pero las acciones son las que realmente marcan la diferencia.
Desde ese día, Tika se convirtió en una tortuga más sabia, que usaba sus palabras solo cuando realmente eran necesarias y, sobre todo, comenzó a poner más esfuerzo en sus acciones. Y así, la charca volvió a ser un lugar más tranquilo, con más árboles, y todos los animales aprendieron a equilibrar las palabras con la acción.
Moraleja:
Las palabras son poderosas, pero las acciones hablan más fuerte. A veces es mejor actuar que hablar sin cesar.
Ejercicios de Comprensión Lectora
1. Pregunta de Selección Múltiple
¿Por qué Tika decidió contarles a los animales sobre el gran sabio búho?
a) Porque sabía que el búho tenía la solución al problema del río
b) Porque quería ser el centro de atención
c) Porque quería ayudar a los animales con su sabiduría
d) Porque los animales le pidieron ayuda
Respuesta Correcta: b) Porque quería ser el centro de atención
2. Verdadero o Falso
El búho sugirió que los animales simplemente hablaran más sobre el problema del río para solucionarlo.
Respuesta Correcta: Falso
3. Pregunta Abierta
¿Qué aprendió Tika al final de la historia?
Respuesta Esperada: Tika aprendió que, aunque hablar es importante, las acciones son lo que realmente marca la diferencia. También entendió que no siempre se debe hablar sin parar, sino saber cuándo actuar.
4. Relaciona las Columnas
Relaciona a cada personaje con lo que hizo en la historia:
- Tika | a) Les dio una solución simple basada en la observación
- Pipo | b) Ayudó a plantar los árboles para salvar el río
- El búho | c) Siempre hablaba y contaba historias sin fin
Respuestas Correctas:
Tika - c) Siempre hablaba y contaba historias sin fin
Pipo - b) Ayudó a plantar los árboles para salvar el río
El búho - a) Les dio una solución simple basada en la observación
5. Pregunta de Reflexión
¿Crees que Tika hubiera resuelto el problema del río si no hubiera hablado tanto? ¿Por qué?
Respuesta Esperada: No, Tika no hubiera resuelto el problema del río solo con hablar. Al final, la acción de plantar árboles fue lo que realmente ayudó. La historia muestra que a veces hablar demasiado puede alejarte de la solución real, que es la acción.
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